Hace unos días, el sábado 16 de Junio, el Primer Ministro de Japón dio la aprobación oficial para la reactivación de dos de los reactores de la central de Ohi en Japón. La decisión que ocurrió luego de un periodo prolongado de pruebas de esfuerzo y otras inspecciones (controles) de seguridad, es bien acogida por aquellas personas a las que les interesa la economía de Japón y la reducción de los combustibles fósiles.
Como “Business Insider” lo señaló: “el cierre repentino de plantas nucleares ha golpeado fuerte a la economía de Japón. Para contrarrestar el déficit, la empresa de servicio público incrementó la generación de energía basada en petróleo y gas, lo cual contribuyó al mayor déficit comercial anual en el último año fiscal….”
En mis blogs previos he comentado sobre la agobiante carga financiera que Japón ha enfrentado como resultado directo del cierre de sus 50 rectores. Si bien las pruebas de esfuerzo y las revisiones han sido fundamentales, es igual de importante que sea reactivado el resto de la flota de reactores una vez que el gobierno esté satisfecho con la seguridad. Y así como yo estaba seguro de que empezarían las reactivaciones, también estoy seguro que éstas continuarán.
¿Por qué tengo esa certeza? No es sorpresa que Japón adoptó la energía nuclear en primer lugar debido a la combinación inmejorable de bajo costo, baja emisión y las ventajas de la alta carga base con los que los combustibles fósiles simplemente no pueden competir. Aquellos puntos fuertes fundamentales no han cambiado y, con las demandas de energía que van en aumento actualmente y también a largo plazo, la energía nuclear sigue siendo crítica para la actual estrategia de energía de Japón.
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